Los números negros del Perú. ¿Los conoces?

Existen muchos números que podrían aterrarnos. Algunos son netamente por supersticiones u otros que son nuestro número de la suerte. Quizás nos asusta pensar en un martes 13 o consideramos que el 666 es el número del diablo. Es posible que creamos que el 7 es nuestro número de la suerte. También todos hemos soñado con ser el número 1 en algo.

Sin embargo, existen otros números que son realmente aterradores. Unos que escapan a nuestras supersticiones o cábalas. Dejamos con ustedes cinco números que seguro no conocías, pero que aterran.

Si hablamos de números reales, el 85,5% de los peruanos se siente inseguro en el país. Esa es la percepción. De 100 personas casi 86 no se sienten seguras. Y cómo pedirle algo distinto al pueblo, si las cifras son alarmantes. Conócelas.

2700: Para las autoridades e investigadores es difícil conocer la cantidad exacta de miembros del Tren de Aragua, sin embargo, se calcula que serían unos 2700 integrantes con artimañas asociadas al sicariato, extorsión, etc.

4581: Esa es la cifra promedio de celulares robados a diario en el Perú, solamente entre enero y agosto de 2022. La cifra solo de agosto solamente asciende a 4855 celulares robados diarios. Lo peor, es que mientras las personas sigan comprando celulares robados, seguirá existiendo este tipo de robo.

550: De cada mil armas ingresadas al Perú, 550 provienen del contrabando o el mercado ilegal (55%). La mayoría son ingresadas en las fronteras con Ecuador y con Bolivia. El uso de armas en asaltos aumentó 28,1% entre 2012 y 2021.

10.1%: Una de cada diez casas ha sido robada o ha sufrido un intento de robo solo en el primer semestre de 2022.

25%: Uno de cada cuatro peruanos mayores de quince años fueron víctimas de un hecho delictivo en ciudades de más de 20 mil habitantes.

Estos números debiesen ser de nuestra mayor preocupación, así como debiesen serlo de aquellos políticos que no nos ven. ¿Creen que alguno de estos números cambiará después de los resultados de las elecciones? No caminamos en paz por las calles y eso es una realidad que aterra, una realidad que seguramente no va a cambiar.