Con las elecciones del 2026 cada vez más cercas, los candidatos están dispuestos a prometer lo que sea con tal de sumar votos. Esta vez, el foco está puesto en el tren Lima–Chosica anunciado por Rafael López Aliaga. Pero lejos de ser una promesa de modernidad, parece ser una amenaza directa para muchas familias del Callao.
Según denuncian vecinos de la zona, nadie les ha informado nada. No hay estudios técnicos, ni consulta ciudadana, ni diálogo previo. Pero ya se habla de expropiaciones, de obras invasivas y de una transformación urbana que podrÃa destruir redes de agua, desagües y tendido eléctrico que queda muy cerca de las vÃas donde quieren que pase el tren.
Lo que muchos olvidan es que el Callao no es un distrito más de Lima. Es una Provincia Constitucional, con gobernador regional y alcaldes propios. Con más de 2 millones de habitantes junto a Ventanilla, es una región con voz, voto y autonomÃa. Entonces, ¿por qué seguimos dependiendo de las promesas de Lima?
Esta no es una crÃtica al desarrollo ni a la infraestructura. Es una denuncia a las campañas polÃticas que imponen en vez de construir, que atropellan en vez de dialogar.
Si el alcalde de Lima promete un proyecto que atraviesa nuestras calles, ¿dónde está el alcalde del Callao para dar respuesta? ¿Dónde está el gobernador? ¿Alguien alzó la voz? ¿O vamos a seguir aceptando que las decisiones se tomen desde fuera, sin consultarnos, sin considerar el impacto en nuestras comunidades?
Los chalacos merecen algo mejor que promesas al aire. Merecen planificación, respeto y autoridades que defiendan sus intereses. No podemos dejar que la polÃtica centralista siga manejando nuestro destino. Es hora de exigir claridad.