EL SENADO SEGÚN PORKY: NO PARA EL PERÚ, SINO PARA ÉL

En un país reventado por la incoherencia política, Rafael López Aliaga se acaba de graduar como el campeón nacional del doble discurso. Mientras grita en entrevistas que está “totalmente en contra” de la bicameralidad, su partido, Renovación Popular, votó a favor dos veces para traer de vuelta el Senado.


¿Y quién aparece encabezando la lista de precandidatos al mismo Senado que dice repudiar? Él. Porky. El primero en la lista, el primero en la plancha presidencial, y el primero en todo, menos en coherencia. La historia es tan absurda que da vergüenza ajena.

López Aliaga afirma que la bicameralidad es “una tomadura de pelo”. Pero no tuvo reparo en reservarse el primer puesto del Senado para sí mismo. Dice que “pone al Perú primero”, pero se asegura el mejor asiento antes que cualquier militante. Dice que su partido “perdió el control de su bancada”, pero convenientemente recuperó ese control justo cuando necesitaba lavarse la cara para las elecciones.

Esto no es ideología, esto es oportunismo con sotana empresarial.

Cuando se discutió la bicameralidad en 2024, Renovación Popular votó con 9 votos a favor en la primera votación, y 9 votos a favor en la segunda votación.  Y ahora “Porky” dice que está en contra.

Porky manda cuando le conviene, y se desentiende cuando lo deja mal parado. Este es el mismo guion de siempre. El político que predica sacrificio, el que promete austeridad, y el que pide confianza, pero no ofrece ninguna coherencia.

Rafael López Aliaga pertenece a esa generación de políticos que hablan de renovación, pero repiten las mismas mañas de siempre. Se presentan como salvadores, pero operan como calculadores. Prometen un nuevo rumbo, pero su manejo interno parece sacado de los peores años del Congreso.

Si este es el modelo de “orden” que ofrece, mejor dejar la llave del país lejos de sus manos.  El Perú necesita un líder que no se contradiga en cada entrevista, que no postule a lo mismo que dice rechazar, que no abandone proyectos como el tren Lima–Chosica, y no use el Estado como teatro para sus aspiraciones personales.

El cambio político que necesitamos significa elegir gente con ideas nuevas, capacidad profesional real y manos limpias, no políticos que corrigen su discurso dependiendo de dónde está la cámara. Porque si Porky “pone al Perú primero”… ¿por qué siempre aparece él primero en todo?

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