LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EMPIEZAN A DAR RESULTADOS

En medio de un año marcado por el avance del crimen organizado, las cifras oficiales del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) muestran un dato que no puede pasar desapercibido. Los homicidios en el Perú registraron una caída significativa en noviembre, marcando el primer descenso importante desde que se inició el Estado de Emergencia en las principales regiones del país.

Mientras enero alcanzó 207 homicidios y agosto llegó a un preocupante pico de 221, noviembre reporta solo 89 casos hasta el día 19, la cifra más baja en todo el año. Este descenso, aunque no es una victoria definitiva, sí indica que las medidas implementadas por el presidente José Jerí empiezan a mostrar efectos concretos en la estabilidad y seguridad del país.

En Lima y Callao, epicentro de la violencia durante la primera mitad del año, la reducción también es visible:

  • agosto: 90 homicidios
  • septiembre: 71
  • octubre: 53
  • noviembre (al 19): 29

La tendencia indica que las cifras vienen bajando de forma sostenida durante tres meses consecutivos. Esto refleja que la estrategia de reforzar el patrullaje, intervenir zonas críticas, desactivar búnkeres criminales y aumentar la presión policial está generando un efecto de contención real, aun cuando el crimen organizado continúa operativo y desafiante.

Los operativos intensivos han dejado números contundentes respecto a detenidos vinculados a bandas criminales, incautación de explosivos, dinamita y armamento, allanamientos en viviendas usadas como centros logísticos, captura de criminales extranjeros y desarticulación de células delincuenciales,

Estas acciones no solo reducen la operatividad criminal, sino que generan un entorno más seguro para la intervención policial y judicial. Es sin duda una victoria parcial, pero un mensaje claro. El descenso de homicidios en noviembre no significa que el problema esté resuelto, pero sí marca un punto importante que  la criminalidad ya no avanza al ritmo que tenía antes de las medidas de emergencia.

El país comienza a ver resultados concretos gracias a que, por primera vez en mucho tiempo, se ha decidido enfrentar el crimen organizado sin ambigüedades, sin miedo y con presencia efectiva en las calles.

Las cifras indican que la estrategia de seguridad debe mantenerse y profundizarse, especialmente en, coordinación con las FF.AA., fortalecimiento del trabajo de inteligencia, y sobre todo en reformas judiciales que permitan que las capturas no terminen en puertas giratorias,

No es momento de bajar la guardia. Es momento de consolidar los avances y demostrar que el país sí puede recuperar la seguridad, siempre que exista voluntad política y una estrategia sostenida.

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