Nos parece normal compartir con familia y amigos que votaron distinto a nosotros en la última elección presidencial. Unos por Keiko, otros por Castillo. Nos dividieron como peruanos. Los polÃticos lograron su cometido, nos enfrentamos los unos a los otros.
¿Pero ganamos algo? Nada. Seguimos gobernados por los mismos de siempre. No hay cambios reales, el Gobierno es incapaz y el Congreso también. Es un duelo de corruptos. Un duelo de mafiosos.
Es momento de que nos cuestionemos el por qué tenemos que votar por la mafia. Tengo que elegir entre las dos caras de la misma moneda. El Perú exige un cambio de aires y debemos ser parte de él. El cambio empieza con nosotros mismos. No tiene sentido de que me vuelva a enfrentar a un amigo, un familiar o simplemente a un conocido por elegir a un mal para el Perú. Debemos ser parte del cambio. Podemos influir en el de al lado, sin pelear. Unidos por las necesidades reales del Perú, no las de los polÃticos.
Si estamos aburridos de la polÃtica y la corrupción, no peleemos por ellos. Peleemos contra ellos.