El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, inspeccionó su nueva cárcel ubicada a 74 kilómetros al sureste de San Salvador, después de haber liderado una «guerra» contra las pandillas hace 10 meses.
Según el Ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, la cárcel sería la más grande de América y albergaría a 40.000 pandilleros en un terreno de 166 hectáreas, con una docena de edificios que ocupan 23 hectáreas. La cárcel cuenta con un muro perimetral de 2,1 kilómetros que será vigilado por 600 soldados y 250 policías.
La seguridad en el interior estará a cargo de guardias de la Dirección General de Centros Penales. Las celdas de la prisión están hechas de concreto reforzado y tienen barrotes de acero gruesos. La cárcel cuenta con pozos de agua potable y se espera que los reclusos trabajen dentro de ella.
Este “Centro de Confinamiento del Terrorismo”, como es llamado por el gobierno, posee sistemas de vigilancia con circuitos de video y escáner para la revisión de quienes ingresen. “Toda persona perteneciente a una estructura terrorista es la que va a ingresar a este centro de confinamiento”, aseguró el viceministro de Justicia y Seguridad Pública, Osiris Luna.
Los arrestos masivos han sido criticados por organizaciones de derechos humanos y se basan en un régimen de excepción que permite la detención sin orden judicial. Este proyecto fue aprobado por el Congreso a instancias de Bukele en respuesta a un aumento de homicidios que cobró la vida de 87 personas entre el 25 y el 27 de marzo pasado.
Bukele afirmó que los gobiernos salvadoreños anteriores “tenían a los pandilleros con prostitutas, con PlayStation, con pantallas, con teléfonos celulares, con computadoras, premiando al delincuente”, mientras que, según indican los funcionarios, los baños para los guardias tendrán instalaciones, duchas individuales, un gimnasio con máquinas nuevas y una amplia cafetería como respuesta a la dignificación del trabajo que defiende Bukele. “Antes, en lugar de castigar al malo, lo premiaban y castigaban al bueno” haciendo referencia a las condiciones en las que normalmente trabajan los guardias de seguridad en las cárceles de El Salvador.
Las cárceles de El Salvador tienen una capacidad de contención de hasta 30.000 personas, mientras que esta nueva cárcel tiene más del doble de capacidad.
Considerando que quien entre a esta cárcel “no viene a descansar”, ¿A quiénes encerrarías aquí? Probablemente tienes en la cabeza a más de alguno. Por ahora solo nos queda aplaudir, porque en el Perú estamos muy lejos de terminar con la delincuencia. Menos si es que no hay voluntad política.