Siempre deberÃamos aprender de los ciclones. No todo lo que traen es lluvias, vientos, destrucción y muertes. También traen vientos que pueden enseñarnos algo, sobre todo si los vivimos cada 8 años. Sin embargo, esta vez solo dejaron al descubierto desastres.
Cada vez que hay un ciclón llegan los ofertones de los polÃticos: Obras públicas para controlar caudales de rÃos, distintos refuerzos para que no haya tanta destrucción y cientos de ilusiones vendidas solo para ser electos. ¿Qué pasa cuando llega el ciclón? Al polÃtico ya lo elegimos, las obras nunca se hicieron y volvemos a sufrir cada vez que nos afecta un ciclón.
Pero ¿de quién es la culpa? Nuestra, que siempre elegimos a los mismos. Esta lección no es para las autoridades. Este ciclón es una lección para nosotros mismos, que elegimos a las autoridades que traen ofertones y falsas ilusiones. Elegimos a alguien, llega el fenómeno del niño, queda todo destruido y volvemos a elegir a alguien. Un cÃrculo interminable, en el que solo sobreviven los caviares.
Este ciclón, asà como se ha llevado las casas, tenÃa que llevarse a la clase polÃtica. Y de eso todos somos responsables. Es la única manera de que la población, desde Tumbes hasta Puno, vea soluciones a un problema que se repite. Este ciclón debe dejarnos una lección y los vientos que trae, deben ser vientos de cambio, un viento que se lleve todo lo que no queremos repetir.