La congresista Sigrid Bazán es el vivo ejemplo del cinismo caviar que se llena la boca de promesas, pero a la hora de saquear al Estado, son los primeros en la fila. La misma que se negó contra la reelección de congresistas y pedía a gritos adelantar las elecciones para el 2023, hoy anuncia con bombos y platillos que quiere reelegirse como diputada.
La mafia caviar no tiene principios, solo tiene un objetivo: mantenerse en la teta del Estado a costa de lo que sea.
La contradicción de Bazán es tan grande que debería darle vergüenza. En una sesión plenaria, ella dijo que «el pueblo ya le había dicho que no» en el debate sobre la reelección. Su bandera era la limpieza y la renovación. Todo era un show barato, porque cuando se abrieron las candidaturas, ella fue la primera en saltar. Ahora, con su alianza “Venceremos”, lleva el número 2 en la lista a Diputados por Lima.
Su discurso de que asume este compromiso «trabajando codo a codo con la gente» es una burla, porque lo que realmente está haciendo es asegurar su próximo sueldo y su blindaje político en el Congreso.
Pero la prueba de que los principios de la izquierda caviar son desechables cuando se trata de poder es aún más clara en su nuevo partido. En primer lugar, votó a favor de sacar a Pedro Castillo de la Presidencia por «incapacidad moral», y ahora quiere Indultarlo.
Si el Perú quiere un verdadero cambio, debe entender que la única forma de frenar a esta mafia es cortarles el acceso a la caja chica del Estado. Rechazar la reelección de estos hipócritas no es un tema político, ¡es un tema de higiene pública!

